Josue Herrera Vaca desde muy pequeño incursionó en el mundo de la música gracias al ejemplo de su padre y el legado que lleva consigo la dinastía Herrera en la música, una familia amante a desarrollar este arte y plagada de habilidosos profesionales en diferentes instrumentos, misma que es embanderada por su tío abuelo Bolívar Herrera, maestro de Fabián Fonseca unos de los mejores trompetitas que tiene actualmente el Ecuador.
Josue nos lleva 10 años atrás cuando todo comenzó en su Guano querido donde en su niñez arrancó esta pasión por la música cuando de pequeño acompañaba a su padrea sus tocadas en el grupo folklórico Patria Nueva con el Bombito su primer instrumento, posteriormente al ver que su padre era el único que tocaba instrumentos de viento aprendería a tocar el Rondador y luego la Quena.
Para más tarde, iniciar sus estudios musicales y secundarios a sus 12 años en la Unidad Educativa Vicente Andaguirre de Riobamba, donde se decantó por aprender a profundidad el piano y la trompeta que lo llevaron a ser integrante del Ensamble Tropical y representar a su institución en conciertos, desfiles y demás presentaciones hasta la llegada de la pandemia.
Gracias a su dedicación, talento y esmero ha participado en encuentros folklóricos en diferentes rincones del ecuador como Quito, Baños, Cuenca, Riobamba y Guano por supuesto, así también en banditas de pueblo y la mejor experiencia a su criterio fue compartir tocada con Esteban Portugal de Papaya Dada.
“Los referentes que he tenido para mi vida musical son: primero mi papá que me enseño la belleza de la música; y Danny Herrera mi primo que tocando la trompeta y el trombón ha llegado a grandes agrupaciones musicales del país como Batahola y Don Medardo y sus players, cosa que me motiva a seguir adelante para un día igualarlo y de ser posible superarlo” señaló el joven músico.
Finalmente comenta que al que a todos la llegada del Covid 19 no cambió la vida, especialmente a los músicos que no ya no pueden reunirse ni reunir a la gente para hacerles bailar y llevar alegría; pero envía el mensaje de regocijo que en la música se puede encontrar la mejor medicina para cualquier adversidad ya que con ella se alegra el corazón y se olvidan las penas para así poder seguir adelante.
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